Crimen sin protocolo
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Está edición se terminó de imprimir en Grupo 9 Books, Figueroa Alcorta y Pueyrredón
Capital Federal – República Argentina, en el mes de junio de 2002
Novela realizada como Trabajo monográfico por los alumnos del Curso del CPO en el primer cuatrimestre del año 2002
Burelli Gabriel / Cresta Guido Damián / El Hares Nancy / Macri Leonardo / Zajic Eduardo
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Aarón Lake se encontraba solo en aquella habitación, tan oscura como siempre. La persiana semi abierta le permitía ver los reflejos de las luces de los automóviles que pasaban por la calle. Era una de esas noches en las que no podía dormir ya que se había transformado, en los últimos años, en una persona que vive de noche. Parecía ser una noche más, se dormiría a las cinco de la mañana, y se despertaría a las diez. Su vida había pasado a ser rutinaria, no hacia otra cosa que trabajar y dormir. Esa noche, como a las cinco y cuarto, recibió un llamado del Ministerio de Relaciones Exteriores, en el cual le solicitaban que fuera con suma urgencia a la calle Washington al cinco mil doscientos cincuenta. Parecía ser que iba a ser una noche larga y con bastantes sorpresas.
Presurosamente saltó de la cama, tomó su ropa, y mientras se lavaba la cara, empezó a pensar a que se debería el llamado. La primera opción era que le estuvieran dando la oportunidad de regresar a su viejo trabajo de detective en el Federal Bureau of Investigation (FBI), como también podía ser que lo único que quisieran fuera ver si había dejado el alcohol. Aarón, no hacía mucho tiempo atrás, se había desempeñado como detective para el FBI, siendo uno de los más prestigiosos.
Su prestigio se debía a su concentración en los pequeños detalles, que eran, en definitiva, los que utilizaba para investigar los casos. Su expediente marcaba que solo había un solo caso que no había podido resolver, era un caso en el cual, en medio de las investigaciones, halló muerta a su mujer y a su hijo, con una nota que decía que los pequeños detalles hacen tener grandes consecuencias. Luego de esto Aarón estuvo bajo tratamiento psicológico por varios meses y no obstante ello, se refugió en el alcohol. Su vida cambió rotundamente. Ya no vestía aquellos trajes de Versacce, sino que solo se ponía una remera que pertenecía a su esposa, andaba todo el día con pantalones jogging y no hacía otra cosa que emborracharse.
Pero esa noche era especial, después de siete meses de estar alejado del FBI, nuevamente era llamado por ellos. No sabía para que era, pero era importante el solo hecho de que hubieran pensado en él. Aarón salió presurosamente de su casa, tomó su auto y condujo hasta la dirección que le habían dicho. Llegado allí, notó que no había más que una mansión, con un techo de tejas rojas y grandes ventanales, pero no se notaba la presencia del FBI. en el lugar. Bajó de su auto, se dirigió a la entrada principal, y tocó el timbre. Una voz muy amable preguntó quien era, y cuando este contestó, inmediatamente se abrieron las puertas. Empezó a transitar un camino de piedras lajas, rodeado de rosales, que llevaba desde la puerta hacia la casa, mientras que no hacía otra cosa que preguntarse a quien pertenecería la casa y que hacia él allí.
Una vez que arribó a la puerta principal de la casa, lo esperaba Nash Bridges, un viejo compañero de servicio, que luego del caso en el que había muerto la familia de Aarón, había ayudado a este a salir de la depresión. Nash Bridges lo hizo pasar al hall de entrada y le comentó que lo que fuera a ver solo era para sus ojos y que no podía salir de allí ni el más mínimo comentario acerca de ello. Una vez que se hicieron todas las aclaraciones respectivas, Aarón fue llevado por Nash Bridges hasta el primer piso (lugar en el cual se encontraban las habitaciones) y extendiendo su brazo derecho señalo la habitación a la cual debía dirigirse. Aarón fue caminando muy lentamente hacia ella sin saber que era lo que podría encontrar allí, podría ser algo muy importante, pero Nash no le había dicho nada de lo que iba a encontrar.
Mientras se iba acercando a la habitación, empezó a notar que el ambiente no era tan tranquilo como él lo había visto de afuera, sino que se sentía en el ambiente mucha tensión. Llegando al cuarto, fue interceptado por Sony Croquet, su superior dentro del FBI, el cual, tomándole el brazo, lo llevó hacia otro cuarto y comenzó a interrogarlo acerca de su estado, si se sentía capaz de llevar un caso adelante, y si se animaba a llevarlo el solo. Para Aarón estas preguntas eran regocijantes, ya que después de un largo tiempo sin estar en servicio, el sentía que ya no iba a tener oportunidad nuevamente.
Cuando Sony terminó el interrogatorio a Aarón le enunció que se había cometido un posible homicidio, pero que, a diferencia de otros, la persona que había fallecido era José Domínguez, embajador argentino en los Estados Unidos de América, lo cual llevaba consigo una gran implicancia política. Argentina hasta ese momento, estaba analizando la posibilidad de entregar unos doce mil millones de dólares al gobierno de los Estados Unidos para ayuda social, y este hecho podría trabar ese préstamo. Igualmente, el embajador estaba medio reacio a entregar este dinero, por lo cual podía ser que lo hubieran querido asesinar muchas personas.
Sony le pidió a Aarón el mayor de los secretos en el caso y le explicó que la falta de oficiales en el lugar se debía precisamente a esto. Al finalizar la conversación entre Sony y Aarón, fueron hacia el cuarto en donde habían sucedido los hechos, para hacer una inspección ocular del lugar, llamando a Nash para que los acompañara. Después de dejar sentada la hora y el domicilio en un acta comenzaron a constatar datos. Se trataba de una finca de dos plantas y el hecho delictivo había tenido lugar en el interior de la habitación matrimonial que estaba ubicada en la segunda planta de la propiedad.
La habitación se encontraba con la puerta abierta, sin llave en la cerradura, y las hojas corredizas de la ventana se encontraban cerradas, con la traba para inmovilizarlas cerrada por dentro. La habitación se encontraba iluminada con luz artificial. Se observaba a simple vista una persona de sexo masculino de aproximadamente 50 años de edad, con lesiones mortales, constatándose por los oficiales Sony y Nash que se encontraba sin vida. Aarón les dijo a sus compañeros que, a efectos de lograrse identificar al autor o autores, y con la cautela que merecía el caso, para no destruir, modificar o alterar rastros, huellas o vestigios que hubieran dejado el o los autores del hecho criminal, se utilizaría el método denominado “espiral” a efectos de no dejar ni un lugar sin inspeccionar.
Se efectuó una amplia inspección “de visu” del lugar del escenario del hecho y se lo preservó para evitar la destrucción de evidencias que indicaran el paso del delincuente o delincuentes por la escena del hecho. Aarón les explicó que la serie de evidencias que encerraba este escenario, con los testigos mudos o evidencias mudas, constituía una realidad incontrastable de lo que verdaderamente había sucedido en la habitación, y que por tal motivo se debía dar protección adecuada a cada uno de los elementos o cosas existentes en dicha habitación. Paso seguido Aarón empezó a detallar cada uno de los elementos o cosas existentes en dicha habitación:
1) El cuerpo semidesnudo de una persona de sexo masculino tendido en una cama matrimonial con heridas de bala a detallar cualitativa y cuantitativamente por el informe médico forense;
2) Una cama matrimonial;
3) Un vestido de color negro sobre el borde inferior de la cama;
4) Un bolso femenino sobre la cómoda;
5) Una cartera entreabierta sobre el borde inferior de la cama;
6) Un revolver calibre 32 sobre el piso alfombrado del dormitorio;
7) La alfombra que cubre todo el piso del dormitorio;
8) Huellas de una sustancia de color rojo en la sábana superior;
9) Una sábana superior de dos plazas;
10)Huellas de una sustancia de color rojo en la almohada, debajo de la cabeza del occiso;
11)Una almohada;
12)Huellas de una sustancia de color rojo sobre la sabana inferior, bajo el hemitorax izquierdo del occiso;
13)Una sábana inferior de dos plazas;
14)Un par de calzado de color blanco de dama en un extremo de la cómoda;
15)Una cómoda;
16)Cabellos sueltos sobre la almohada;
17)Una jarra conteniendo liquido y dos vasos sobre la cómoda del dormitorio, con huellas dactilares latentes en cada uno de ellos;
18)Una fotografía de un NN de sexo femenino sobre la cómoda.
A continuación, Aarón detalló todas las evidencias encontradas y las protegió de manera acorde a efectos de preservarlas en buenas condiciones. Realizaron una medición detenida y minuciosa de la habitación mientras se fijaban detenidamente de cada paso que daban con el objeto de no destruir ninguna huella digital o pisada. Circunscribieron el escenario delictivo con sogas y carteles para separar dos zonas bien delimitadas, una zona interior, que era el perímetro dentro del cual era probable que existieran evidencias materiales del hecho que estaban investigando, y en la cual solo habían ingresado ellos para la recolección de evidencias y muestras para análisis, y otra zona, exterior, que era el sector de libre circulación en el cual se agrupaban a las personas que estuvieran allí.
Se dejó constancia que Nash, quien entre sus títulos universitarios contaba con el de médico, determinó que la persona de sexo masculino que se encontraba tendida sobre la cama de dos plazas se encontraba sin vida. Se tomaron placas fotográficas y el cuerpo fue retirado. De toda la escena se tomaron vistas fotográficas desde diversos ángulos y sobre cada uno de los elementos hallados en la habitación. A continuación, se trató de rescatar las huellas papilares, de pisadas, manchas, etc., encontradas en el lugar. Seguidamente, se procedió a la recolección de otras evidencias, como ser: un par de zapatos de color blanco de dama, una fotografía, un bolso de dama, una cartera, un vestido de color negro, etc.. Por el tamaño de la habitación, se la dividió en nueve partes o espacios, para seguir secuencialmente las evidencias en el lugar, razón por la cual elaboraron un croquis. Luego Aarón procedió a anotar todo lo que se había encontrado en orden numérico, correlativo y coincidente con el croquis adjunto. Después se procedió a efectuar las siguientes operaciones: se procedió a la recolección de los cabellos encontrados en la almohada para su posterior análisis pericial, de igual manera se procedió con las sustancias de color rojo encontradas en el lugar. Se procedió al secuestro de las sábanas y de la almohada como así también del par de zapatos, del vestido de color negro, del bolso femenino, del revolver calibre 32, de la fotografía, de la jarra y de los vasos.
El liquido encontrado en la jarra se volcó en otro recipiente y se traslado, debidamente preservado, para su análisis. Los dos vasos y la jarra fueron colocados cada uno en una “jaula de madera”, que estaba envuelta con hilo y luego con papel madera, para preservársela y luego poder analizar las huellas encontradas. En cuanto al arma, la misma fue correctamente colocada sobre una madera, y para evitar la introducción de objetos extraños en el cañón, se la protegió, tapándolo, con un trozo de algodón. Asimismo, cada uno de los objetos encontrados en el interior del bolso femenino y de la cartera, previo haber obtenido placas fotográficas, fueron cuidadosamente introducidos en una bolsa de nylon y por separado, para ser analizados en el laboratorio. Aarón, al ver los zapatos, tomó un polvo que tenía Nash en su bolsillo, espolvoreó los zapatos, y luego le paso un cepillito, para ver si había huellas latentes, así las haría visibles, pero no habían huellas dactilares en ellos. Asimismo, cuando terminaron de levantar todas las evidencias, Aarón les pidió a sus compañeros que apagaran las luces.
Cuando la habitación quedó completamente a oscuras, Aarón utilizó luminol para ver si había huellas en las paredes, pero el resultado fue negativo. Una vez que terminó de ver la escena del crimen y de tomar todas las evidencias, fue a hablar nuevamente con Sony y le pidió que le diera todas las direcciones de los peritos con los que iba a contar para la investigación y una lista de las personas que habían tenido acceso a la casa, para saber quienes estaban informados y quienes no. Sony respondió que hasta ese momento solo se habían enterado unas pocas personas, como ser ellos tres (Aarón, Nash y Sony), la mujer del embajador y el jefe de seguridad de la embajada Argentina. A su vez, Aarón le solicitó a Sony que le habilitara, si es que había algún registro en la embajada, las huellas digitales, tanto de la mujer del embajador, como del jefe de seguridad de la embajada.
Aarón pidió hablar en forma urgente con el jefe de seguridad de la embajada, a lo cual Nash le informó que se encontraba en la cocina de la casa tomando un café. Aarón bajo las escaleras y se dirigió a la cocina, mientras inspeccionaba el lugar. Llegado a la cocina observó a una persona que se encontraba en un estado nervioso bastante notorio, y acercándose lentamente le pregunto si era el jefe de seguridad de la embajada a lo cual este le contesto afirmativamente. Luego de que se tranquilizara un poco, Aarón le comenzó a hacer algunas preguntas para lograr tener un detalle mas o menos preciso de cómo podrían haberse desencadenado los hechos. Primero le preguntó acerca de cual era su trabajo, cuantos años hacía que estaba de jefe de seguridad en la embajada, como era que había llegado esa noche a la casa del embajador, a que hora se había retirado el embajador de la embajada, y demás preguntas conducentes.
El jefe de seguridad, Jack Williams, que era una persona con mucha experiencia en cuanto tenía que ver con investigaciones policiales, le contestó que el embajador se había retirado aproximadamente a las nueve de la noche y que el coche que lo había llevado a la casa había vuelto media hora después a la embajada. También comentó que alrededor de las tres de la mañana, él se encontraba haciendo la guardia en la embajada cuando atendió lo que le habían dicho ser una llamada de urgencia de la señora del embajador. Cuando atendió el teléfono, pudo reconocer la voz, aunque temblorosa, de Rosa Domínguez (esposa del embajador), quien se encontraba en su estado psicológico alterada, con una crisis nerviosa y llorando.
Cuando logró que se tranquilizara un poco, ella le explicó que había llegado a su casa de una cena con unos amigos de la familia y que había encontrado a su marido muerto, tendido en la cama y con muchas manchas de sangre, a lo cual él se puso su chaqueta y partió con suma urgencia a la casa. En el viaje hacia allí, llamó desde su teléfono celular al Ministerio de Relaciones Exteriores y allí le dijeron que fuera a la casa y que esperara nuevas instrucciones, que ellos se iban a encargar de mandar a las personas indicadas, pero que mientras tanto no accediera a la escena del crimen.
Cuando llegó a la casa, vió a la señora del embajador en una profunda crisis nerviosa, por lo cual la llevó a la casa trasera, donde ella se quedó, y le dio unos tranquilizantes para que pudiera descansar un poco. Esta pequeña casita estaba para que cuando tuvieran visitas pararan allí, no tenía los grandes lujos de la mansión, pero se podía descansar plácidamente. Jack continuó con su relato y detalló que a los diez minutos, aproximadamente, de que la había dejado allí, habían aparecido los detectives Nash y Sony y que le habían dicho de ir a despejarse a la cocina, por lo cual no le quedaba nada mas por contar. Aarón, luego de escuchar esto, volvió a la escena del crimen a hablar con Sony y le pidió que con suma urgencia se hiciera la autopsia del cadáver para ver si podían encontrar rastros o algún indicio de cómo se podrían haber desarrollado los hechos. Inmediatamente, Sony llamó a la oficina del Dr. Quincy, un gran profesional, que había hecho unos trabajos de tanto prestigio que hasta logró que hicieran una serie televisiva con sus investigaciones. A su vez, pidió a Nash que tuviera a bien buscar huellas de neumáticos en el perímetro que unía la casa con el portón principal.
El Dr. Quincy, al enterarse de que era un caso que debía mantenerse en secreto, les informó que mandaría una camioneta con unas calcos de servicio de delivery para que no hubieran sospechas con respecto a lo que hacían allí, ya que a la más mínima sospecha podría desencadenarse un problema internacional. Exactamente catorce minutos después llegó la camioneta de delivery, una Ford del año sesenta y cinco, con una cúpula muy grande, que para la sorpresa de Aarón, dentro de ella se encontraba lo que él creía podía ser, un laboratorio forense móvil. Ubicaron la camioneta de tal manera en el garaje de la casa que en ningún momento se pudo ver lo que sucedía allí, además, mientras una persona hacía que entraba cosas, otros sacaban de la casa otras tantas, hasta que en una de esas salidas, salió la bolsa con el cadáver dentro. Apenas pusieron el cuerpo en la camioneta, esta arrancó y se dirigió al laboratorio del forense para que examinara el cuerpo.Aarón tomó su auto y siguió la camioneta a una distancia prudencial como para no levantar sospechas de nada de lo que estaba ocurriendo, hasta llegar al laboratorio del forense. Una vez dentro del laboratorio Aarón siguió al asistente del forense hasta donde se encontraba el Dr. Quincy, y cuando llegó hasta él, se sorprendió.
El Dr. Quincy era una persona de aproximadamente 65 años, con la piel muy arrugada y el pulso muy tembloroso. Luego de presentarse, el Dr. Quincy le ofreció un barbijo, ya que el olor que había en ese lugar era muy penetrante, y un traje para que, si lo deseaba, pudiera observar la autopsia. Una vez que tuvieron el cadáver sobre la camilla metálica, el Dr. Quincy le solicitó a Aarón que tomara nota de lo que iba diciendo. Empezó diciendo que bajo juramento de ley y demás prescripciones legales vigentes, haberse constituido en la fecha y siendo las ocho horas de la mañana, en la Morgue Policial del distrito, a fin de practicar el reconocimiento médico legal y operación de autopsia de quien en vida fuera José Domínguez, con el siguiente resultado...
En ese momento el Dr. Quincy empezó a realizar una cierta cantidad de cortes en el cuerpo, lo que impresionó a Aarón, haciendo que este se retire de allí, por lo que no pudo seguir anotando lo que el Dr. Quincy le dictaba, y por lo tanto el Dr. Quincy se encargó de esto también. Luego de unas horas, el Dr. Quincy salió y le entregó el resultado de la autopsia. Aarón empezó a leerlo atentamente. El Examen externo individual marcaba que el cadáver era de sexo masculino, con una talla de 1.70 metros y unos 90 Kg. de peso aproximados, de piel blanca, cabellos entrecanos con calvicie bifrontal, barba rasurada, boca grande y orejas medianas, nariz recta y ojos marrones. Además, el examen marcaba que por los datos expuestos aparentaba una edad de 55 años estimados.
El desarrollo óseo-muscular era bueno y el estado de nutrición, acorde a su edad y sexo. En ese momento lo interrumpió el teléfono celular. Era Nash, quien le estaba comentando que no se habían encontrado huellas de neumáticos en el perímetro que le había solicitado. Aarón le agradeció, y siguió leyendo el informe forense. En cuanto al examen tanatológico, se constataban pupilas midriáticas, córneas transparentes. Las livideces se observaban en la región dorsal del cuerpo. La temperatura corporal había descendido 20 grados centígrados. La rigidez está presente e instalada. No se observaban signos de putrefacción. Se estimó que el fallecimiento se había producido de seis a nueve horas anteriores al examen.
En cuanto tenía que ver con el examen traumatológico externo, la inspección del cadáver presentaba las siguientes lesiones:
1) Herida de proyectil de arma de fuego de aproximadamente 1cm de diámetro, de bordes irregulares, con aureola de humo y quemaduras en los bordes, alojamiento de pólvora, la cuál se hallaba ubicada en la región pectoral derecha;
2) Herida de proyectil en la región temporal derecha, con ahumamiento, quemaduras, y corpúsculos de pólvora. Se observaba una deformación de la hemicara derecha, presentando a la palpación irregularidades, movilidad anormal y craqueo óseo compatible con fractura a instancias del disparo de arma de fuego. Lo que llamó la atención de Aarón fue que en el informe decía que, a nivel de la zona pectoral derecha, se observaba una herida irregular de bordes evertidos de 1 cm de diámetro compatible con orificio de entrada de bala estimativa calibre 22 mm, pero, en la región temporal derecha se observaba un orificio irregular compatible con orificio de entrada de bala calibre 32, estimativamente. A su vez se observa la salida de líquido sanguinolento por el área craneal, conducto auditivo derecho (otorragia). También dos esquimosis irregulares de unos 4 cm. de diámetro ubicadas en el tercio superior y externo del brazo derecho producido por golpe con objeto duro, tres escoriaciones lineales de unos 4 cm. de largo y trazo paralelo que se encuentran ubicadas en la región frontal derecha sobre la entrada de la incipiente calvicie de dicha región, producida por roce contra superficie áspera.
En cuanto al examen interno del cuerpo, se había procedido a realizar la incisión bimastoidea y reclinado el cuero cabelludo y se apreció un hematoma de 2 cm. de diámetro en la aponeurosis epicraneana de la región frontal derecha. El tejido cerebral se encontraba edematizado, congestivo y hemorrágico globalmente. Se efectuó una incisión submento-abdominal y reclinado del peto externo-costal y se observó que los pulmones se encontraban congestivos y edematizados, fluyendo al corte líquido espumoso sero-hemático. Se notó pleura y pericardio con lesiones coincidentes con herida de arma de fuego, abdomen con escaso contenido de restos alimenticios de unos 10 cc. de papilla indiferenciada sin líquido, bazo y asas intestinales delgadas y gruesas sin lesiones, hígado congestivo superficialmente en su lóbulo izquierdo, riñones y órganos urogenitales sin lesiones y, por último, vejiga vacía, sin contenido de orina.
Aarón siguió leyendo el informe hasta que llegó a las consideraciones médico-legales en las que decía que, acorde a lo descrito precedentemente, se hacía saber que:
1) la víctima había recibido un disparo de arma de fuego similar calibre 22 en la región pectoral izquierda, ligeramente irregular con quemaduras en los bordes y alojamiento de pólvora, con lo cual se determinaba que el arma no se hallaba abocada a la piel, pero el disparo había sido producido a una distancia que iría desde los diez hasta los veinte centímetros de distancia, con una trayectoria de derecha a izquierda, de adelante hacia atrás y ligeramente de abajo hacia arriba;
2) la víctima había recibido un segundo disparo de arma de fuego similar calibre 32 en la región temporal derecha, con ahumamiento, quemaduras y corpúsculos de pólvora, siendo que el cañón no habría estado en contacto con la piel del occiso, pero fue producido a corta distancia, similar al primer disparo.
Teniendo en cuenta la observación de la placa radiográfica y el lugar donde se habían extraído los proyectiles, podía determinarse acorde a la rosa de dispersión, que la trayectoria seguida fue, de la segunda lesión recibida, de derecha a izquierda de atrás hacia delante ligeramente de abajo hacia arriba, con lo cuál se suponía como posición hipotética que la víctima estaba recostada sobre una superficie blanda, por debajo del plano del ángulo de disparo del agresor. Recibe un 1° disparo en la región pectoral izquierda, presentando todavía signos vitales, recibe un 2° disparo en la zona temporal derecha.
Todo esto justificaba los signos de sangre encontrados, con características de escurrimiento y coagulación en un área considerable, haciendo suponer que el cuerpo había sido incorporado luego de la 2° lesión. Respecto de las contusiones descriptas las mismas habrían sido producidas por golpes con objetos duros estando el agresor a la derecha de la víctima. Todas las lesiones tenían características vitales y, por su tipo de evolución, producidas casi inmediatamente antes del momento del deceso. Según la ubicación de los disparos y la trayectoria de los mismos, no habían quedado alojadas en las partes mencionadas, produciéndose el deceso luego del disparo producido en la región temporal derecha, el que habría producido un shock traumático con hemorragia cerebral, edema cerebral y daño neurológico que llevaron al deceso en forma casi inmediata. En cuanto a las conclusiones médico-legales, la muerte de José Domínguez se había producido a consecuencia de una hemorragia cerebral aguda y fractura de cráneo por heridas de proyectil de arma de fuego calibre 32 o similar. Por último, en el informe figuraba que se habían extraído un frasco con muestra de sangre para pericia toxicológica, grupo sanguíneo y factor Rh y un taco de piel correspondiente a orificio de entrada de proyectiles para pericia anatomopatológica.
Figuraba que todos los envases habían sido lacrados y sellados acorde a las garantías de la ley. Por ahora estos eran datos muy importantes para el desarrollo de la investigación y eso Aarón lo sabía, le abría como marco la posibilidad de un sospechoso del asesinato, la mujer del embajador. Además, la hipótesis del suicidio ya estaba descartada, porque una persona no puede dispararse consecutivamente sobre órganos vitales, menos con dos armas diferentes, y menos aún, si no se encuentran salpicaduras hemáticas en las manos del occiso. Cuando terminó de realizar la autopsia, el Dr. Quincy le informó a Aarón que, en el cuerpo no se encontraban indicios de que el embajador consumiera drogas, entendidas estas, como sustancias simples o compuestas, naturales o sintéticas, que podían modificar la salud de los seres vivos. Como Aarón sabía que era un caso de gran importancia, llamó a Sony para consultarle acerca de si le habían tomado una declaración a la Sra. Rosa Domínguez, a lo cual Sony le contestó negativamente, no sin antes aclarar que no podían tomarle declaración ya que se encontraba en un estado de shock.
Sony, a su vez, le pidió a Aarón que no hiciera interrogatorios a nadie que no fueran imprescindibles y extremadamente necesarios porque sino el caso se iba a publicar muy rápido. Aarón le aclaró que, en la lista de sospechosos, la mujer del embajador era la única que estaba, ya que luego de realizada la autopsia, infería que alguien conocido había sido quien le había causado la muerte al embajador. Sony quedó atónito con lo que le dijo Aarón pero igualmente le pidió que no hiciera interrogatorios por el momento. Aarón, salió del laboratorio con su automóvil y se dirigió nuevamente a la casa del embajador en busca de pruebas o respuestas a sus interrogantes. Una vez llegado a la casa, Aarón comenzó a revisar un poco mas en detalle la casa, hasta que en un cajón del escritorio de la oficina del embajador encontró seis álbumes de fotos de la familia. Revisando todas y cada una de las fotos logró descubrir que el vestido que se encontraba en la habitación, sobre el borde inferior de la cama, pertenecía a Rosa Domínguez, ya que era el mismo vestido que había utilizado en una fiesta de gala.
La duda que se le generaba a Aarón era que si la esposa del embajador había salido a cenar con unos amigos de la familia, y siendo que en la casa tenían varios sirvientes, como pudo ser que quedara el vestido allí y nadie lo colgara, y además, si hubiera sido el que utilizó esa noche, como hizo para sacárselo con los nervios que debía tener al encontrar a su marido semidesnudo en la cama asesinado. El abanico de posibilidades de que la esposa del embajador fuera quien había cometido el crimen se estaba cerrando. Aarón no podía interrogarla, pero ya tenía serios indicios de que ella había estado allí. A Aarón le llamó tanto la atención todo esto que decidió investigar sobre las cuentas del embajador, por lo cual, empezó a revisar cada uno de los papeles de su oficina, hasta que en una pequeña caja, sobre una bella repisa de roble, ubicada sobre la pequeña biblioteca de la oficina, encontró un papel, que era la contratación de un seguro de vida por parte del embajador. La póliza era de cuatro millones de dólares y la única beneficiaria era su mujer. Además, el embajador no tenía hijos, ni siquiera tenía a sus padres vivos, por lo cual la mujer se quedaría con todos los bienes.
Ya Aarón tenía el posible móvil que había llevado a la sospechosa a cometer el crimen, pero ¿cómo podría probar que ella se encontraba allí?. Además, ¿por qué utilizaría dos armas distintas?. Aarón no encontraba respuestas a estos interrogantes, razón por la cual no quería decir nada todavía. Otro interrogante que se hacía Aarón era porque estaba el bolso femenino con los documentos de Estefanía Simpson sobre la cómoda. En un comienzo creyó que trataban de incriminarla pero el hecho de los dos calibres distintos daba que pensar. En ese momento llamó a Jack Williams y le consultó si alguna vez había visto a Estefanía Simpson por la embajada, a lo cual Jack Williams se rió y le comentó que ella era la agregada cultural de la embajada y que era la mano derecha del embajador, preguntándole luego porque, a lo que Aarón le respondió que era porque la había conocido. Cuándo cortó el teléfono el interrogante fue mayor, ¿cómo era que la agregada cultural había tenido acceso a la habitación del embajador?.
Lo primero que pensó fue en la hipótesis de que fueran amantes, pero él sabía que era una simple inferencia, por lo cual, sabía que debía ahondar más en el tema, pero esto lo investigaría llegado el momento en que hubieran pruebas determinantes. Igualmente, Aarón la tomaba como otra posible sospechosa conjuntamente con la esposa del embajador. Aarón no estaba del todo seguro que pensar, las primeras pruebas le hacían creer que podía tener a dos sospechosos. Decidió tomarse un rato libre para pensar y se fue a un Mc Donald`s a comer una hamburguesa, comida él creía ser la mejor, porque no habían dudas sobre su calidad. Mientras estaba almorzando, Nash lo llamó al celular y le comentó que al perito iba a realizar los exámenes de sangre que habían mandado a hacer sobre las manchas encontradas en la casa y que si era de su interés podía ir a verlo. Aarón anotó la dirección, dejo su hamburguesa por la mitad y fue al laboratorio donde se encontraba el perito. Una vez allí, Aarón pidió ver al Dr. Blood, un gran profesional, de tacha indiscutida, el cual era conocido por los cursos que dictaba sobre delitos en particular en la Universidad de California, y los cursos de postgrado en la Universidad de Yale. El Dr. Blood lo hizo pasar a su oficina y le explicó un poco los análisis que iban a llevar a cabo, pero de tal manera que era pensó en que le hubiera gustado ir a la Universidad para que le explicaran así.
El Dr. Blood lo felicitó porque habían realizado ensayos preliminares en el lugar de los hecho con luminol y habían recolectado las muestras con mucho cuidado. Esto tenía que ver porque en muchísimos casos solía suceder que se levantaran mal las pruebas y se perdieran. A los pocos minutos, entraron en el laboratorio y el Dr. Blood le empezó a explicar a Aarón que, para confirmar que se trataba de sangre humana, se procedería a estudiar las muestras tomadas de los elementos aportados por ellos y realizarían distintos estudios como ser estudios genéricos, los cuales demostrarían la naturaleza sanguínea de la mancha, estudios específicos, que les informaría a que especie animal correspondía la sangre, estudios de tipificación, con los cuales determinarían si pertenecía al individuo muerto en el lugar del hecho. Cuando empezaron a hacer los ensayos confirmatorios, el Dr. Blood le comentó a Aarón que utilizaba la técnica cristalográfica por medio de los cristales de Teichmann, ya que las manchas se asentaban sobre tejido, y se maceraban en agua hasta conseguir una solución coloreada al máximo. Después el Dr. Blood procedió a fabricar una costra depositando la solución gota a gota sobre un portaobjetos colocado en una platina calentada a 60°. Una vez obtenida la costra, se cubrió con un cubreobjetos, y se le adicionó, por capilaridad, unas gotas de ácido acético glacial. El Dr. Blood calentó la preparación a la llama hasta que se inició la ebullición del ácido acético; en este momento la retiro, la dejo enfriar y le añadió otra gota de ácido acético, repitiendo la maniobra.
Con tres ebulliciones aparecieron cristales de forma prismática alargada, de color pardo oscuro; lo cual demostraba, a decir del Dr. Blood, que se trataba de sangre. Paso seguido el Dr. Blood pasó a realizar el diagnostico especifico para ver si era sangre humana y utilizó un estudio denominado inhibición de la antiglobulina. La Técnica era muy compleja, pero como lo explicaba, lo hacía parecer muy sencillo. Se trataban hematíes 0 Rh+ con suero anti-Rh incompleto diluido; se incubaban a 37° durante 30 minutos; se lavaban varias veces con solución salina y se suspendían en suero. Se extraía la mancha con solución salina. El extracto se mezclaba a partes iguales con suero antiglobulina de un titulo limite; es decir, el penúltimo, que producía reacción positiva en una prueba de control. Se incubaba a 37°, durante 6 horas. Se trataba una gota de los hematíes sensibilizados, con una gota de la mezcla, macerado de la mancha mas un poco de suero. La reacción en este caso fue negativa, es decir, la no aglutinación indicó que la capacidad de aglutinación del suero de Coorobs quedaba absorbida por las globulinas de la mancha y, por tanto, las manchas eran de sangre humana.
Como para que no quedaran dudas se realizaron pruebas testigos para comprobar el funcionamiento correcto de todos los integrantes de la reacción los cuales dieron resultado positivo. Una vez determinado que las manchas de color rojo encontradas en el lugar del hecho eran de sangre humana, el Dr. Blood procedió a realizar el examen de ADN sobre las muestras encontradas a fin de compararlas con la muestra de sangre tomada del cuerpo del occiso y determinar si la sangre pertenecía a su cuerpo, razón por la cual se realizaron distintos pasos: Paso 1: La mancha fue solubilizada y las células fueron rotas para obtener su DNA. Al mismo tiempo se añadió a la solución una enzima para degradar las proteínas de las células. Las proteínas fueron separadas del DNA por disolución en fenol, el DNA floto sobre el fenol en la solución salina. En el paso 2 el DNA fue cortado en fragmentos mediante una enzima. En el paso 3 el DNA cortado fue separado en orden de tamaño mediante un extendido de gel bajo la influencia de una corriente eléctrica. El gel actuó como tamiz molecular. Los fragmentos, formados por las secuencias repetidas de interés, fueron identificados.
En el paso 4 los fragmentos fueron transferidos primero a una membrana y luego expuestos a un DNA "explorador" para determinar que fragmentos tienen la secuencia de interés. Como el DNA transferido a la membrana está formado por una cadena simple, está listo para aparearse con cualquier DNA que tenga una secuencia complementaria. El explorador es una pieza de DNA humano que ha crecido en un virus y luego se ha hecho radioactivo, su secuencia es complementaria a la secuencia repetida de interés. Como el explorador es lavado sobre la cadena simple inmovilizada de DNA, este se aparea con el DNA que contiene el tren de secuencias repetidas. El explorador agregado puede ser detectado por auto radiografía. Un film fotográfico sensible a la radiación fue expuesto y los patrones de bandas aparecieron como barras. Era fantástico ver este procedimiento para Aarón. La interpretación de estos patrones la llevó a cabo el Dr. Blood por comparación directa de los patrones obtenidos de las muestras control de sangre y de la mancha a investigar, lo cual dió como resultado que las manchas de sangre encontradas en el lugar del hecho pertenecían a la víctima.
En conclusión las manchas encontradas en el lugar del hecho eran de sangre y pertenecían a la víctima, lo cual no ayudaba mucho en la investigación. Aarón, que ya estaba cansado, decidió ir a descansar a su casa. Hacia un largo tiempo que no investigaba un caso, y éste, además de complicado, le resultaba agotador. No había hecho otra cosa que estar de pericia en pericia, no había siquiera almorzado correctamente, y algo que no decía, pero si pensaba, era que no había tomado una sola gota de alcohol. Este caso le estaba dando sus réditos por otro lado, con él, podría aprovechar para recuperar la confianza de sus antiguos compañeros, demostrar que él seguía siendo el mejor detective del FBI., y que todo cuanto había pasado en su vida sólo había sido producto de una depresión. Estando en su casa, se dirigió a su dormitorio, se desvistió y se metió en la cama, prendió el televisor de veinticuatro pulgadas y empezó a mirar una serie televisiva en canal Sony que se llamaba Investigación de la Zona del Crimen. Viendo esta serie, él solía aprender nuevas técnicas de investigación, que luego aplicaba a cada uno de sus casos. Estaba tan cansado que se quedó dormido justo en el momento en el que iban a resolver el crimen del día. A la mañana siguiente, Nash lo llamó para decirle que otro de los peritos, Juan Vucetich, un especialista en huellas digitales, lo estaba esperando porque ya tenía el resultado de la pericia de cotejo dactiloscópico de las huellas que habían encontrado en los vasos y en la jarra de vidrio transparente.
Aarón se puso uno de sus mejores trajes de Yves Saint Laurent y salió rápidamente de la casa hacia donde lo estaba esperando el perito. Era tan notorio lo que hacía el trabajo en él, le había ocupado la mente, a tal punto, que no había tomado una sola gota de alcohol y se veía muy lucido y elegante. Llegado al estudio de Juan Vucetich, la secretaria de éste, le dijo que debía aguardar unos minutos a que se desocupara, por lo cual si quería podía sentarse y agarrar algunas de las revistas. En el mismo momento entró Jack Watson, un viejo compañero de la academia, quién al verlo lo abrazo y le preguntó que hacía allí. Aarón le respondió que estaba esperando el resultado de un peritaje que le tenía que entregar Juan Vucetich. Jack le contó que al final se había dedicado al peritaje y que ahora trabajaba allí con Juan Vucetich, así que lo invitó a pasar a su “oficina”. Cuando entraron en ella, Aarón se mostraba tan interesado en entender el tema de las huellas dactilares que Jack le empezó a contar un poco. Le comenzó diciendo que era el método más confiable de identificación, que fue empleado ya en los siglos octavo y noveno en la China, en donde se había aplicado en la identificación de personas en los contratos de venta, así como en la identificación de inmigrantes y visitantes.
Que en documentos fechados en 1691 de una catedral inglesa, además de las firmas, estaban estampadas las huellas de los pulgares y de otros dedos como identificación de los signatarios. Sin embargo a ellos, los peritos, les llamaba la atención que la aplicación de las huellas en la identificación criminal no tuviera lugar hasta la segunda mitad del siglo diecinueve. Además le contó que la dactiloscopia se basaba en distintos principios, como eran, los dibujos papilares, que son absoluta e infinitamente diferentes, son inmutables, y por lo tanto el desgaste fisiológico de la piel, los traumatismos superficiales, las quemaduras y las enfermedades sólo pueden modificar o anular su nitidez, no son hereditarios. Aarón cada vez se entusiasmaba más y Jack cada vez le contaba más. No era porque a Jack le interesara en realidad que Aarón lo supiera, sino que solo quería demostrar su conocimiento, ya que en la academia, Aarón siempre lo había superado en todo.
Aarón en realidad sabia esto, pero tenia tal inteligencia que, en ese momento, prefería aprender que hacerse problemas con cosas que no valían la pena. Jack le siguió contando que los archivos dactiloscópicos podían ser monodactilares y decadactilares, que además había otras huellas que eran las palmares, basadas en los dibujos de las palmas de la mano. Le comentó que ésta era de gran utilidad para el registro de delincuentes reincidentes y en estado de peligrosidad predelictual o delictual. También se había aplicado en la identificación de recién nacidos. A su vez también le hablo de la pelmatoscopía, que era el estudio de las impresiones plantares.
Se había preconizado como de gran utilidad en la identificación de recién nacidos, y, al llegar a cierta edad, debía ser sustituido por la dactiloscopia. Le dijo que la critica que se le hacía era el no ofrecer una riqueza suficiente de tipos fundamentales para permitir un ordenamiento basado en claves dactiloscópicas. Cuando le iba a empezar a hablar de la poroscopía, interrumpió Juan Vucetich, quien, pidiéndole por favor que se retire a Jack, le comentó a Aarón que había procedido a efectuar la búsqueda de huellas dactilares en la jarra y los vasos, arrojando resultado positivo, obteniendo cuatro huellas dactilares completas, de dedo índice izquierdo, dedo índice derecho, dedo pulgar izquierdo y dedo pulgar derecho, en los vasos. Asimismo, en la jarra no se halló huella alguna, ni palmar ni dactilar, y luego, cuando se procedió al cotejo con las huellas dactilares de la señora Rosa Domínguez arrojaron igualdad solamente las del primer vaso. Con respecto al segundo vaso no había coincidencia ni con las huellas de Rosa Domínguez ni con las de Jack Williams.
Juan le dijo que si tenía alguna otra huella que quisiera cotejar que se la enviara ya que el guardaría el archivo de imagen en su computadora y podría cotejarlas en cualquier momento. En ese momento Aarón tuvo la idea de llamar a Jack Williams. Cuando logró comunicarse con él en la embajada, le pidió que de forma urgente le enviara el archivo con las huellas dactilares de la Sra. Estefanía Simpson a la dirección de mail de Juan Vucetich. Mientras esperaban el mail, Juan lo invitó a tomar un café a su “oficina”, en donde tenía su computadora. A los diez minutos, el correo electrónico recibió un mensaje . Era el archivo de las huellas dactilares de Estefanía Simpson, contra lo cual, Juan Vucetich, debía cotejar las huellas del segundo vaso. Juan, abrió rápidamente el archivo de su computadora con las huellas del segundo vaso y las cotejo. A los pocos minutos le informó a Aarón que las huellas coincidían y que eran de ella. Aarón le agradeció por todo y se retiró apresuradamente del lugar, incluso sin saludar a Jack. Justo cuando Aarón estaba subiendo a su auto recordó que del lugar de los hechos habían secuestrado un par de zapatos blancos, los cuales estaban en la agencia del FBI. Hacia allí se dirigió, firmó las formas necesarias y se llevó los zapatos. Fue a lo de Jimmy Stacks, un viejo conocido de Aarón, que de profesión era geólogo.
Cuando llegó a la casa de éste, le pidió que analizara la tierra que se encontraba debajo de los zapatos. Jimmy tomo los zapatos, sacó la muestra de tierra, se los devolvió y le ofreció que volviera a la hora y que tendría los resultados. Aarón no sabía que hacer mientras tanto, razón por la cual se fue a tomar una Coca-Cola y comer un perro caliente a una plaza que se encontraba a unas pocas cuadras de distancia. Mientras estaba comiendo, vió a un viejo amigo que se encontraba patinando, era Matt Connell, compañero de la secundaria y que de profesión era zapatero. Aarón le consulto sobre si había alguna posibilidad de analizar los zapatos, a lo cual su amigo le pidió que se los llevara a la tarde a su zapatería y que los revisaría. Aarón lo saludó, terminó de comerse el perro caliente y volvió a lo de Jimmy, quien lo estaba esperando con los resultados del análisis de la tierra de los zapatos en un sobre, se los entregó y le comentó que debería pertenecer (la tierra) a un lugar de mucha clase, ya que contaba con ciertos aditivos que eran importados y que tenían un costo muy alto en el mercado. Aarón fue hasta la agencia del FBI. nuevamente a ver a Sony, a quien le mostró todos los resultados de las pericias. Sony no entendía nada de todo lo que en ellas decía, por lo cual Aarón se les iba explicando minuciosamente.
Cuando terminaron de ver las diferentes pericias, Aarón le pidió a Sony que le consiguiera un registro de las llamadas entrantes y salientes de los teléfonos, tanto de la casa del embajador, como de la oficina de la embajada. Sony levantó el teléfono y se comunicó con Bill Bell, el gerente regional de AT & T, y le solicitó el listado de las llamadas. No pasó mas de media hora sentados en la oficina que el fax dió señal y empezó a llegar el listado pedido. Tanto Sony como Aarón analizaban cada una de las llamadas, pero no había ninguna llamada que les resultara importante para el caso.
Entonces fue donde Sony volvió a levantar el teléfono y se comunicó con James Williams, encargado de los servicios de telefonía celular de la zona y le pidió que le enviara los registros de las llamadas de los celulares tanto del embajador, de la esposa, como así también de Estefanía Simpson. Al rato sonó el teléfono y era James, quien le comentó a Sony que el celular del embajador no registraba llamadas, solamente habían llamadas de los otros dos celulares y entre ellos. Aarón quedo pensativo al tiempo que Sony lee agradecía a James. Cuando Sony colgó el teléfono, Aarón miro la hora y le dijo a Sony que tenía una cita con Matt Connell para ver los zapatos. Aarón bajo las escaleras mientras pensaba en el dato de las llamadas telefónicas. Se dirigió a la zapatería y le dio los zapatos a Matt, quien, al observarlos detenidamente, le comentó que sobre el pie derecho del par, había una deformación originada por el uso en la parte interior, probablemente se debiera a una deformación del pie del propietario, del estilo de un “juanete”.
Aarón tomó los zapatos, los guardo y se dirigió hacia la embajada. Allí fue recibido por Jack Williams, quien se sorprendió de verlo, y luego de hacerle algunas consultas sobre el caso, lo llevo a su oficina. Aarón le consultó si las personas que trabajaban en la embajada tenían algún médico que los atendiera, especialmente la Sra. Estefanía Simpson, a lo cual Jack le informó que todo el personal de la embajada, incluso la susodicha, era atendido en la clínica St. Margaret. Aarón se dirigió hasta allí, y en la recepción, preguntó por el médico encargado de la Sra. Estefanía Simpson y le respondieron que era el Dr. Kevin Miles, un gran profesional, que se encargaba de atender a las personas de la embajada desde hacía siete años. Cuando pudo verlo, Aarón le consultó por las historias clínicas de los empleados de la embajada, a lo cual Kevin le entregó la de los doscientos. Aarón se tomó su tiempo y buscó la de Estefanía. Una vez que la encontró, se fijó si figuraba alguna enfermedad, o algo que pudiera unirla a la escena del crimen. Justo cuando estaba terminando de leer la historia clínica, vio que la Sra. Estefanía Simpson, se había operado de juanetes en los pies el año anterior. Fue ahí que Aarón la tomó como gran sospechosa del hecho. Aarón se retiró del hospital y fue donde Peter Counter, un gran perito, que se encargaba de las pericias de pelo. Peter, lo estaba esperando, y cuando Aarón llegó, lo llevo a su estudio, y le comentó que no había tenido tiempo para hacer la pericia y que demoraría un tiempo prudencial. Aarón le pidió de observar lo que hacía, y así aprovechar para aprender un poco más de esto. Peter, sin problema alguno por el pedido, tomo las muestras, y se puso a trabajar con la compañía de Aarón.
Peter confirmó que el tubo de ensayo estuviera bien rotulado. Al rótulo le agregó la indicación del caso de donde provenían dichos pelos. Corrían contrarreloj, ya que como en cualquier caso, el tiempo es fundamental para aclarar los hechos, debido a que, la mayoría de la información que los peritos pueden descubrir con su trabajo, la pueden obtener cuanto más “fresca” sea la muestra a examinar. Aarón se preguntó por donde empezar. Peter Counter le respondió que a esa pregunta se debe responder con otra: ¿Que debemos preguntarnos?. Como toda investigación científica, el análisis debía surgir de algunas preguntas. A partir de las preguntas que hicieran y de las hipótesis que formularan con vista a resolver el caso, es como estos se guiarán para analizar la muestra. Peter le enseñó a Aarón cuales son la preguntas básicas que los peritos deben formularse ante una muestra de pelos:
¿El pelo es de un ser humano?
¿De que parte del cuerpo proviene el pelo?
¿Es un cabello caído solo, arrancado o cortado?
¿Si fue cortado, fue con un instrumento afilado u obtuso?
¿Si se trata de un cabello teñido, por cual proceso?
¿Si fue expuesto a temperaturas elevadas?
¿Se puede saber la edad aproximada del individuo?
¿De que sexo es la persona de donde proviene el cabello?
¿Se puede saber a que distancia fue el tiro fatal, o mejor a que distancia del cabello?
¿De que raza es el dueño del cabello?
¿La posible existencia de venenos del sujeto del cual proviene?
¿Cual es el índice escamoso?
¿Cual es el grupo sanguíneo?
¿Es un cabello sano o posee alguna enfermedad que hace posible su tipificación?
¿Cuál es el contenido de trazas de elementos inorgánicos metálicos?
¿Permiten los ensayos serológicos tipificar isoenzimas para individualizar al pelo en estudio?
Estas preguntas debían ser respondidas una por una y es lo que se propusieron. Pero antes de empezar con los análisis tendientes a resolver dichos interrogantes Peter le tomó un repaso a Aarón en cuanto a los elementos básicos que conforman la estructura del pelo, a lo que Aarón apeló a su memoria y trató de recordar lo que le habían enseñado en las clases de biología del secundario. Peter, se quedó sorprendido cuando Aarón empezó a nombrar cada una de las partes. Primero nombró la cutícula que es la cubierta externa del pelo. Escamas superpuestas que apuntan hacia la punta del pelo. Escamas: se pueden describir como muy similares a las tejas sobre un techo, aunque esta no es una característica distintiva entre lo pelos humanos.
A lo cual Peter agregó que los métodos para el estudio de escamas son variados: se las puede observar agregando una gota de agua; previa decoloración; se puede teñir como azul de metileno y otro método es hacer un molde de su superficie utilizando esmalte de uñas. En el hombre la cutícula es suave y poco saliente, con escamas embrincadas, en los animales son gruesas y pocos embrincadas. Luego Aarón nombró la corteza y dijo que está contenida dentro de la capa protectora de la cutícula, está formada por células corticales en forma de aguja, las cuales están alineadas en una formación regular paralelas a la longitud del cabello.
Peter volvió a agregar lo suyo y le comentó que la mayor importancia forense de la corteza es que está impregnada de gránulos pigmentados que imparten el color del cabello. Eso facilitaba al investigador, ya que la manera como se distribuyen aporta importantes datos para la comparación con otros cabellos humanos. Aarón nombró la médula, que es el canal central que corre a través del cabello. Se puede dar que no haya médula.
Peter quedó sorprendido de los conocimientos de Aarón, pero no quiso dejar de explicarle que, en los humanos, la médula puede ser contínua, fragmentada o encontrarse ausente. Ya en los animales estas son contínuas o interrumpidas. De la médula se puede medir el índice medular que mide el diámetro de la medula relativo al diámetro del pelo. Este índice se expresa mediante una fracción. Sirve para distinguir si el pelo es humano o animal. Peter, como la mayoría de los peritos especializados en el tema, sabía que lo primero que debía determinar era si el pelo era humano o de algún otro animal. Para eso debía examinar el pelo y toda su estructura a través del microscopio. Uno de los exámenes que nunca fallaban, según Peter, era el del índice medular. Peter realizó el cociente entre el diámetro de la médula y el del pelo se obtiene la fracción ¼ de resultado. Esto les indica que el pelo pertenecía a un ser humano ya que en estos solía ser menor o igual a la fracción de un tercio. Un resultado de un medio o mayor les hubiera indicado que el pelo era de animal. En conclusión, el pelo era de ser humano. Para determinar la región de la cual provenía el pelo, fue necesario medirlo.
Peter tomó en cuenta el largo, el diámetro, la forma de la punta, el material que cubría la superficie y la forma de sección transversal. Los cabellos en cuestión eran gruesos y medianamente largos. Medían aproximadamente 56 micrones. Estas eran las características de los pelos del cráneo en general y de la nuca en particular. En conclusión, los cabellos pertenecían a la nuca de un ser humano. Los cabellos de este caso presentaban el bulbo lleno, repleto, bien formado, lo que significaba que había llegado a su completo crecimiento. Estas características correspondían a los cabellos, lo que les permitía sacar la conclusión de que los pelos habían caído espontáneamente. En cuanto a decoloración o teñido del cabello, en el caso no se presentan esta características y el bulbo según el punto pericial anterior estaba intacto, con lo cual se debía descartar que el cabello observado estuviera teñido. Peter le explicó a Aarón que, determinando el diámetro promedio del cabello, se podía tener una gran aproximación de la edad del individuo del cual procedía. El diámetro promedio de los pelos en cuestión eran 94 micrones, lo que, según la bibliografía especializada uniforme significaba que pertenecían a un ser humano adulto.
Esta medida les estaba indicando que, además, se trataba de un hombre, ya que el diámetro máximo de una mujer adulta, llegaría a 90 micrones. Igual era solo un dato adicional. Peter, se propuso analizar el sexo del individuo al cual pertenecían los cabellos, por lo que explicó a Aarón que habían diferentes métodos para esto. Los métodos de determinación de sexo en pelo, estaban basados en la tinción diferencial de los cromosomas sexuales. Estos se hallaban en la interface de los núcleos de las células de la vaina de raíz del pelo. En las mujeres normales los cromosomas sexuales aparecían como un par homólogo de cromosomas X, mientras que, en la interface del núcleo uno de los cromosomas X aparece condensado y puede ser teñido para que aparezca como un cuerpo marginal en el mismo. A esto se lo conocía como corpúsculo de Barr. El primero de los métodos consistía en la observación del corpúsculo de Barr dentro del núcleo de las células de la raíz del pelo. Este corpúsculo se presentaba en una proporción mayor del 6% en pelos de sexo femenino. El método se realizaba haciendo primeramente un frotis de la raíz del pelo sobre un porta objeto y efectuando luego una tinción con orceína en medio acético. Finalmente al microscopio se observan las células y de hallarse el corpúsculo se observa en forma de banana color rosada cerca de la pared del núcleo. El segundo de los métodos era básicamente similar al anterior, pero se cambiaba el colorante de tinción y los limites de detección del corpúsculo de Barr en células femeninas. En ese método el preparado se teñía con fast violeta de cresilo en medio acético y si desde 0 a 2 % de células se presentaban con núcleos conteniendo corpúsculos, se considera sexo masculino. Por el contrario, si entre el 8 al 27 % de células se detectaba el corpúsculo de Barr, se tomaba como sexo femenino.
Había una nueva técnica basada en la tinción del cromosoma que había sido desarrollada por el Laboratorio de Scotland Yard y diseñada para la determinación de sexo en manchas secas de sangre, la que fue adaptada para la vaina de raíz de pelo. Esta técnica utilizaba la solución colorante fluorescente de clorhidrato de quinacrina, y si el pelo en estudio daba un índice mayor de 30% de células con cromosoma, era considerado del sexo masculino. Los núcleos de las células presentarían un color verde fluorescente brillante sobre un fondo verde pálido. El cromosoma Y se observaría como una mancha amarillo verdosa brillante localizada generalmente en la periferia de los núcleos y ocasionalmente en el centro de los mismos. Se obtenían resultados confiables hasta las seis semanas después de haberse caído o arrancado. Peter le explicó que en la pericia que estaba realizando, utilizaría el primero de los métodos, el cual arrojó como resultado la existencia de corpúsculo de Barr en un 3%, confirmando el dato obtenido en el punto pericial anterior. Se trataba de pelos que procedían de un ser humano de sexo masculino. En cuanto a la determinación de la raza de la persona a la cual pertenecían los pelos en cuestión, Peter le contó a Aarón que, para hacer este punto pericial, era necesaria la presencia de médula en el mismo.
La ausencia de médula en los pelos en cuestión impedían realizar este punto de pericia. Peter no pudo verificar la presencia de veneno en el pelo objeto de pericia. Peter se dispuso a investigar el grupo sanguíneo, el cual lo determinaría mediante el método de absorción – elusión. Este método de absorción consistía en cortar el pelo en tres piezas iguales luego de haber sido lavado con jabón y éter. Cada trozo se dejaba 3 hs. con su antígeno correspondiente (anti A, anti B, anti H) de títulos 128, 64 y 32 respectivamente, con constante agitación. Posteriormente se lavaban los trozos de pelo con solución salina. Luego se agregaban suspensiones de glóbulos rojos 0,2 % correspondientes al antígeno colocado inicialmente. Se sometían los trozos de pelo con los glóbulos rojos en contacto a una temperatura de 50° C durante 10 minutos, con ayuda de vibraciones ultrasónicas (etapa de elusión). Finalmente se centrifuga a 120 G. durante 2 minutos y se observa la aglutinación formada. En este punto, Peter pudo determinar que el tipo de sangre era el de tipo A. No se pudieron detectar en la muestra sometida a examen pericial, ninguna enfermedad del cabello. En cuanto a los elementos traza, Peter le explicó a Aarón que, en el cabello humano, hay siempre presentes de 8 a l0 elementos trazas que pueden identificarse y medirse fácilmente empleando activación con neutrones y espectrometría gamma con detectores de centelleo de forma no destructiva.
Estos elementos eran: sodio, cinc, bromo, cromo, galio, antimonio, arsénico, lantano y samario. Estos elementos variaban considerablemente en concentración en los cabellos de distintos individuos. Así mismo estaba determinado que la probabilidad estadística de que la concentración de un elemento dado en el cabello de dos individuos coincida era de 1 en 10. Entonces, por consideraciones puramente estadísticas, se deducía que la probabilidad de una coincidencia accidental en las concentraciones de elementos trazas para dos cabellos distintos era de 1 en 10 elevado a la enésima potencia, lo cual quería decir que, si las dos muestras de cabellos coincidían en 8 elementos, la probabilidad de que ambos pertenezcan al mismo individuo era de 99.999.999 contra una, lo que significaba certeza, en términos de probabilidad.
En este punto pericial se corroboró la identidad de existencia de los mismos elementos traza en la muestra sometida a pericia con la del occiso del caso La conclusión final de la pericia de Peter marcó que los pelos encontrados sobre la almohada pertenecían al occiso. Aarón abandonó el lugar, y mientras manejaba, recibió un llamado de Leonard Miles, perito encargado de analizar la almohada, quien le dijo que sobre la misma se habían realizado exámenes de fibras, saliva y semen con resultado negativo en todos los exámenes. Que lo lamentaba pero que él ya no podía hacer nada más. A Aarón se le estaban acortando las posibilidades de obtener mayor cantidad de pruebas, con lo que se dirigió donde Nash y Sony, y en una pequeña reunión, les comentó los resultados de las últimas pericias. Tenía pruebas de que la mujer del embajador y la Sra. Estefanía Simpson habían estado en el lugar de los hechos, y que, como si fuera poco, habían dialogado en muchas ocasiones por celular. Las pruebas las dejaban a ambas como únicas sospechosas.
Aarón necesitaba obtener los resultados de la pericia balística sobre el revolver calibre 32, pero su instinto le decía que debía analizar la casa de la Sra. Estefanía Simpson, para lo cual le solicitó a Nash una orden de allanamiento, secuestro, requisa personal y detención de Estefanía Simpson. Nash puso el grito en el cielo cuando terminó de escuchar esto, ya que no quería detenerla, pero no obstante, sabía que Aarón no lo pediría de no estar seguro, a lo cual, libró la orden. Los tres se dirigieron al domicilio de Estefanía, y encontrándose en las proximidades de la finca a allanar, se requirió la presencia de los testigos hábiles Neil Gold, de nacionalidad estadounidense, de treinta y seis años de edad, de estado civil casado, empleado, poseedor de seguro social número treinta y seis mil quinientos veintiuno, y el Sr. Stephen Marx, de nacionalidad estadounidense, de cincuenta años de edad, estado civil soltero, mecánico, poseedor de seguro social número siete mil ochocientos doce. Seguidamente, y frente a la puerta de acceso a la finca de la Sra. Estefanía Simpson, procedieron a tomar los recaudos del caso, como así también al llamado, y no teniendo respuesta inmediata fue que reiteraron su identificación como funcionarios policiales, y procedieron a hacer uso de la fuerza sobre la puerta de acceso.
En el interior identificaron a una persona de sexo femenino en el primer dormitorio de la entrada a la derecha Garantizada la situación y en presencia de los testigos se obtuvieron las circunstancias personales de la moradora, resultando ser Estefanía Simpson. En virtud de la Orden de detención se procedió a hacer efectiva la detención de la misma, y, esta, aceptó acompañar al Personal Policial , vestida con camisón de pana color rosa, y mantilla blanca. Seguidamente, y conforme lo dispuesto por el Aarón, se obtuvieron placas fotográficas del lugar. Luego, y en presencia de los testigos, se le hizo saber el motivo de su detención, enterándola de los derechos conferidos por la ley, entregándosele texto impreso pormenorizado de dicho derecho, como así también autoridades judiciales intervinientes en la presente causa. Acto seguido, Aarón, Nash y Sony, comenzaron con la REQUIZA del inmueble.
Primero inspeccionaron la cocina, encontrándose en el primer cajón de la cómoda una funda tipo camuflada para armas de fuego. En el mismo ambiente un par de zapatos femeninos deformados por enfermedad pédica y un bolso de mujer. Continuaron con el siguiente ambiente a la derecha observándose una sala tipo biblioteca con colección de armas de distintos tamaños y calibres. Procedieron, siempre en presencia de los testigos hábiles, al secuestro de una vaina servida calibre 22 y otra calibre 32, ambas halladas en el último cajón del escritorio. También secuestraron un revolver calibre 22, rebatible, cargador con tambor volcador, con cinco proyectiles, sin marca ni numeración visible, aparentemente limada.. Luego de un pormenorizado análisis de las partes de la vivienda, dieron por concluida la requisa, no hallándose ningún otro elemento de interés.
Aarón le pidió a Nash que hiciera investigar el revolver y las vainas servidas. Nash tomo las bolsas que contenían estas pruebas y se dirigió hacia la agencia para ver al perito. Aarón, antes de retirarse, tomó una muestra de la tierra que había en el lugar, para corroborar, que fuera la misma que habían encontrado en los zapatos. Aarón se fue nuevamente a lo de Jimmy Stacks, y le pidió que analizara la tierra que tenía en el sobre plástico, Jimmy lo hizo pasar, y luego de unos cuantos minutos, Jimmy le confirmó que se trataba de la misma tierra que había en los zapatos. Nash, que estaba en el laboratorio, llamó a Aarón para informarle acerca de la pericia balística. En realidad, como Nash no tenía ni la más mínima idea de lo que quería decir la pericia, le paso con Sledge Hammer, perito balístico del FBI., el que le comentó que la pericia había tenido por objeto determinar la aptitud para el tiro y funcionamiento de las armas remitidas para estudio, la idoneidad de la munición recepcionada para su fin específico y ver si las armas remitidas, habían sido disparadas.
Sledge le comentó que había aprovechado para hacer las pericias conjuntamente con el calibre 32 que había sido remitido oportunamente. Que por lo tanto, había analizado: a) un revólver calibre 32 de simple y doble acción, marca Hesteller Lafacheux, frankreich, con tambor de vuelco y rotación hacia la izquierda, de seis alvéolos, que poseía cachas de material plástico, ambas con monogramas de marca, de acabado externo cromado. b) un revólver calibre 22 de simple acción, marca Naa.Win. Mag. , con tambor de vuelco y rotación hacia la izquierda, de cuatro alvéolos, que poseía cachas de material plástico, ambas con monogramas de marca, de acabado externo cromado. c) dos vainas servidas, una calibre 32 y otra calibre 22.
Dentro de las operaciones realizadas, había tomado como primera medida llevar a cabo tareas de accionamiento mecánico y de observación de los mecanismos que componían las armas antes detalladas, con el propósito de verificar la existencia, integridad y ajuste de todos ellos. Luego de estas tareas, se habían concretado disparos experimentales en dispositivo de tiro "ad-hoc" utilizándose para ello las armas remitidas y cartuchos de balas obrantes en el mercado y otros dos cartuchos de balas tomados al azar de todo el material remitido para pericia, resaltando que los mismos habían resultado aptos para sus fines específicos y se reintegraban en devolución sus vainas servidas resultantes. Asimismo, como resultado de tales diligencias se pudo comprobar que los revólveres eran aptos para el tiro y eran de normal funcionamiento. También había procedió a investigar, mediante un hisopo humedecido con agua destilada, los posibles restos de deflagración de pólvora de la superficie interna del cañón de las armas remitidas, ello por medio de la reacción de "Griess Ilosva" (específica de Iónes Nitrito), obteniéndose en sendas armas resultado positivo. Ello le permitió opinar que las mismas habían sido disparadas.
También, Sledge le informó a Aarón, que, para la determinación del tiempo transcurrido desde la realización del último disparo, no se conocía método físico o químico que permitiera establecer tal interrogante, solo se podía decir que dichas armas habían sido disparadas, en razón de que sobre el ánima del cañón de las mismas se había determinado, por medio de la reacción de "Peter Griess" Von Ilosva, la existencia de restos de deflagración de pólvora. Sledge también le informó que los fragmentos de proyectiles remitidos a efectos de realizar los estudios periciales balísticos y a efectos de determinarse si fueron disparados por las armas enviadas y antes detalladas, también habían sido analizados y cotejados. Con las armas remitidas, se habían realizado disparos experimentales en dispositivos adecuados, utilizándose para ello balas de los calibre 22 y 32 respectivamente para cada una de las armas, cartuchos estos adquiridos en comercios, ello a efectos de obtener proyectiles testigos, útiles para cotejo con los fragmentos incriminados. Posteriormente, el material incriminado y el testigo se sometieron a un estudio comparativo entre sí, ello con la ayuda del microscopio comparador marca "Leitz", el cual les permitía ver en el mismo plano focal a dos elementos entre sí, lado a lado, de manera comparativa o en yuxtaposición de imágenes, determinándose que los dos fragmentos de blindaje de proyectil individualizados con los números 1 y 2 respectivamente, fueron disparados por el revólver calibre 32 y 22 respectivamente, dado que entre éstos y los proyectiles testigos seleccionados, se detectaron características que acusan similitud a la yuxtaposición de imágenes en sus zonas de forzamiento, realizadas por el paso forzado de los mismos en el interior de ánima rayada del cañón de las armas de referencia. Sledge había terminado de comentarle la pericia cuando Aarón le preguntó si había alguna posibilidad de saber si una persona había disparado un arma. Sledge le informó que había una pericia que se llamaba de deflagración de pólvora y que él podía hacerla tranquilamente. Aarón pidió que llevaran a la Sra. Estefanía Simpson y a la esposa del embajador al lugar y que le realizaran los estudios.
Sledge prefirió que le hicieran un hisopado de manos directamente donde se encontraban para que no hubiera tanta gente circulando alrededor, por lo cual Aarón le pidió a Nash que se encargara. Como a las tres horas, Nash llamó a Aarón para comentarle que, del examen microscópico de la muestras que habían remitido, se observaban restos de deflagración de pólvora en mano derecha de la muestra correspondiente a Rosa Domínguez, y que, asimismo, también arroja resultados positivos la muestra remitida de mano izquierda en relación al sobre rotulado Estefanía Simpson. Aarón ya sabía que ambas podían ser las culpables de ese homicidio, pero como explicar el hecho de que hubieran utilizado dos armas distintas, y más aún, como explicar la consecución de hechos. Fue ahí donde Aarón se dio cuenta de que le faltaba un detalle muy importante con respecto a las armas, así fue que se comunicó nuevamente con Sledge, y le solicitó los números de cada uno de los revólveres, a fin de determinar a quien pertenecían. Sledge, que no se había percatado de ello, le pidió disculpas y fue en busca de las armas, para fijarse los números de serie. Cuando tuvo las armas consigo, tomó la primera (el calibre 32) y le dijo que el número era ciento treinta y cinco mil quinientos doce, a lo cual Sledge se fijó en el sistema de base de datos de armas, y esta registrada a nombre de José Domínguez. Cuando tomó el calibre 22, se dió cuenta de que los números de serie habían sido borrados. Aarón le consultó si había alguna forma de conseguirlos, a lo que Sledge le comentó que haría un revenido de los números
Aarón se intereso mucho por esto, razón por la cual le pidió a Sledge que lo esperara, así el podría ver como era que se hacía. Aarón se dirigió donde Sledge, y, cuando ya habían preparado todos los elementos para hacer el revenido, Sledge le empezó a describir el proceso. Primero le dijo que, de acuerdo al metal en donde se efectuara el revenido de las marcas borradas, se elegirían los reactivos más convenientes, y por ser en este caso sobre acero, utilizarían una sustancia que eran los reactivos de FRY, los cuales tenían una medida exacta de agua, cloruro cúprico dihidrato y ácido clorhídrico concentrado.Sledge, antes de empezar, fotografió el arma, en especial la zona donde se suponía que se encontraba la marca borrada. Luego, pulió con un paño la superficie a tratar. La pidió a Aarón que desengrasara la superficie con alcohol, benceno o cualquier otro solvente que encontrara en la estantería que tenía a su derecha. Cuando Aarón terminó de hacer esto, Sledge puso a calentar la zona sospechosa mediante un mechero, pero no la llegó a dejar enrojecer y después la dejo enfriar naturalmente. Aarón no entendía mucho de este proceso, pero le gustaba ver que, de todas las cosas que hacían, siempre llegaban a un resultado, era ciencia. Sledge, tomó una varilla de vidrió y aplico el reactivo de FRY sobre la zona en cuestión, y lo dejó actuar un minuto aproximadamente. Ahí fue cuando lo secó con algodón. Lo que le llamó la atención a Aarón era que, si esos compuestos podían revenir metales, como era que no quemaban las manos de Sledge, pero bueno, Sledge tomaba todos los recaudos que se debían.
Estos últimos ciclos los repitió unas cuantas veces hasta que pudo visualizar, con ayuda de una lupa, los rasgos borrados. Cuando finalizó el revenido, lavó la zona con agua amoniacal, la enjuagó con agua, y la dejó secar. Una vez que hizo esto, Sledge fotografió los rasgos revelados y cubrió con una delgada capa de vaselina las partes afectadas por el tratamiento ácido, como para evitar su corrosión. Una vez terminado este proceso, tomaron las fotografías, las escanearon, y luego, trabajando en la computadora de Sledge, utilizaron la herramienta del zoom para ver el número de serie del arma. El número era cuarenta y dos mil trescientos veinticuatro. Sledge inmediatamente abrió la base de datos de armas, se fijó por el número de arma a quien le pertenecía, y para lo que no fue sorpresa de ellos, estaba registrada a nombre de Brad Simpson. Aarón, inmediatamente, llamó a Nash y le comunicó el resultado del revenido. Aarón creyó por un momento que, otra hipótesis válida, era que el marido de Estefanía Simpson tuviera algo que ver con el crimen, razón por la cual fue hasta la casa de ésta, e interrogó a los vecinos. Para sorpresa de Aarón, los vecinos coincidieron en que, desde hacía aproximadamente tres años, Brad había dejado la casa, y se había ido a vivir a Paris. Otra de las versiones que se enteró era que nunca se habían separado porque Brad era muy católico, por lo que había firmado un trato con su mujer de no divorcio, mientras que ella conservaría la administración de todos los bienes en Estados Unidos. Aarón pensó que era una buena forma de volver a tener todos los bienes por parte de Brad, el hecho de que su mujer estuviera arrestada, por lo que se dirigió a la oficina de migraciones y pidió que se fijaran si en los últimos días había entrado al país Brad Simpson, a lo que la respuesta fue negativa (luego de inspeccionar todos los registros). Aarón descartó esta hipótesis.
Sony, al enterarse por Nash de los resultados de la pericia, libró una orden de arresto para Rosa Domínguez, la que fue detenida mientras se encontraba en su casa. Cuando ya había caído la noche, estaban reunidos Aarón, Sony y Nash en la oficina de Sony, queriendo recrear los hechos, pero no llegaban a una explicación. Incluso, las cosas se habían complicado un poco, ya que ambas señoras, practicaban tiro, con lo cual la pericia de deflagración de pólvora no ayudaba demasiado. En ese momento Aarón, tuvo una gran idea y se las comentó a sus compañeros. La idea básicamente era traer un ejercicio, o mejor dicho, un pensamiento económico a la práctica. Sony y Nash se rieron, mientras Aarón trataba de explicarles. Lo que Aarón quería era poner en practica lo que se daba a conocer con el nombre de “dilema del Prisionero”. Cuando Nash y Sony se tranquilizaron, Aarón les explico que, en el caso del dilema del prisionero, se expresaba que dos integrantes de una banda delictiva habían sido detenidos y acusados de cometer un delito.
Estaban en salas separadas e incomunicados. Ambos sabían que si ninguno de los dos confesaba, solo habría pruebas para condenarlos por delitos menores a un año de prisión. Si ambos confesaban, serían los dos condenados a cinco años de prisión. En esa situación fueron tentados (por separado) a delatar uno al otro, bajo la promesa de que el delator obtendría la libertad, imponiéndose al otro una pena de quince años de prisión. La recompensa puesta para inducir la delación (la libertad) hacía dudar sobre la oportunidad para colaborar entre ellos y así obtener ambos el menor castigo.
Tentados por la oferta, finalmente decidieron no colaborar y los dos se delatan recíprocamente, recibiendo cada uno una pena mayor de la que hubieran obtenido por colaborar. Existía en el caso un ingrediente adicional. Aún cuando se habían prometido recíprocamente callar, no confiaron en la lealtad del otro, pensaron “si yo callo y él declara, sólo yo seré condenado”, acentuándose la decisión de no colaborar por el riesgo de ser uno solo quien colaborara mientras el otro confesaba. En definitiva, se sugirió que hubiese sido más eficiente colaborar. Lo más eficiente sería colaborar, callar (ambos tendrían el mínimo: un año). Como ambos decidieron no colaborar (tentados con la inmediata libertad), ambos recibieron cinco años, una pena mayor de la que hubieran recibido por colaborar. Así fue como lo hicieron, pusieron a cada una de las sospechosas en diferentes habitaciones, les ofrecieron el trato, y solo fue cuestión de tiempo para que ambas declararan. En definitiva, ambas habían hecho un “trato”, mediante el cual cada una de ellas tomaría responsabilidad por el hecho. Es así como se explica que hubieran dos armas distintas en el mismo asesinato.
En ese trato, habían acordado que la Sra. Rosa Domínguez, se quedaría con el importe del seguro de vida de su marido más todos los bienes pertenecientes a él, mientras que la Sra. Estefanía Simpson, por el contrario, se quedaría en la embajada, sería nombrada nueva embajadora, entregaría el préstamo para ayuda social a los Estados Unidos. Aarón pensó que esto era para ganarse la fama, pero no fue así, ya que Franklin Roosevelt, otro oficial que se encontraba allí tomando declaración, le comunicó que las personas encargadas de llevar a cabo préstamos internacionales, entre países, se llevaba una comisión del cero coma cuatro por ciento del valor del préstamo. Recién en ese momento Aarón dio por eliminada la hipótesis de que eran amantes la Sra. Estefanía Simpson y el embajador. A él no le gustaba dejar de manejar hipótesis hasta tanto no tuviera alguna prueba que lo desvirtuara, y la confesión de las partes para él lo era. El caso fue cerrado por un homicidio agravado con el concurso premeditado de dos o más personas. Aarón, luego de terminar este caso, volvió a su casa, había logrado, en muy poco tiempo, lo que muy pocos investigadores, lograrían en años. Sólo era cuestión de verlo mover para darse cuenta de cómo era su forma de razonar. Era tan sencilla, pero a la vez tan difícil de copiar.
Se detenía en los pequeños detalles, aquellos que para otros pasaban inadvertidos. Era muy consciente del principio de intercambio que se daba en el lugar de los hechos, y eso era lo que lo hacía tan especial. Realmente su más grato momento, no había sido el aclarar el caso en el que estaba inmerso, sino el hecho de haber podido aprender tanto de las pericias. Ya sabía que, en otra ocasión, tendría mas posibilidades de investigar. Esa misma noche, Aarón volvió a su casa, y para su sorpresa, lo esperaban todos sus viejos compañeros de la agencia. Uno por uno lo fue saludando hasta que cuando llegó el turno de Nash, le entregó un sobre rotulado, con un número de identificación de la agencia. Era su pistola Glock 9 mm., aquella que le habían sacado luego de que se entregara al alcohol y que fuera suspendido de la agencia. Fue ahí que Aarón tuvo una idea, le pidió a todos sus compañeros que, si confiaban en él, recolectaran nuevamente todas las pruebas del caso en el que había muerto su familia, que él las investigaría, y con todas las pericias que le habían enseñado, llegaría a saber quien había sido el asesino. Como sus pedidos eran órdenes, a la mañana siguiente tenía en su casa cada una de las pruebas.
Tomo una foto, en la cual habían huellas digitales de quienes habían estado en su casa, y que habían sido levantadas de su pared, y la llevó donde Juan Vucetich. Le solicitó que tuviera a bien cotejar esa huella con la base de datos, ya que ésta se debería haber ampliado en los últimos meses, en razón de que todas las huellas que son investigadas, estaban en la base de datos. Juan tomó las fotografías de las huellas, las cotejó contra la base de datos, y hubo una coincidencia, las huellas eran de Jack Williams. Aarón no lo podía creer, eran las huellas de un sospechoso, huellas que, debido a su investigación del asesinato, habían entrado en la base de datos. Aarón pidió una orden de arresto contra Jack Williams, se le secuestró el arma, y para su sorpresa, en la pericia, resultó que era el arma homicida. Esto fue determinado por las mismas pericias realizadas sobre los revólveres anteriores. Aarón había descubierto, gracias a las pericias, tanto a las asesinas del embajador, como al asesino de su familia. Aarón recibió un ascenso en la agencia, por lo cuál organizó en su casa una fiesta en la que invitó a todos sus amigos y a todos los peritos que lo habían ayudado a resolver ambos casos. Cuando ya la fiesta estaba terminando, Aarón quiso dedicarles unas palabras a sus compañeros y amigos, ellas fueron:
NO EXISTEN LOS CRÍMENES PERFECTOS, SOLO EXISTEN LAS INVESTIGACIONES IMPERFECTAS.